viernes, 1 de junio de 2012

LOS AMOS DEL DESTINO - 40

CAPÍTULO 40 - Una mujer de negocios
por Alex Godmir

– No estoy en una posición de debilidad, cierto –concedió la mujer–. Al menos en el sentido de que vosotros no podéis perjudicarme. No soy Jadama Deathlone, en realidad. Ya lo sabéis.
     El pensamiento se revolvió a su alrededor y, si aquel ser hubiera tenido rostro, una sonrisa maliciosa habría aflorado en él.
– Tú eres una copia de la mente de esa hechicera, un clon de su personalidad, recuerdos y vivencias. No nos costó demasiado descubrirlo al notar tu presencia dentro de la mente del médico –hizo una breve pausa–. Muy buen trabajo, efímero e inestable, pero bueno al fin y al cabo. Además sólo posees fragmentos de su vida, los suficientes para imprimarte una personalidad similar a la suya y poder actuar como lo haría ella misma.
– Así es –reconoció–. La cuestión entonces no radica en qué puedo sacrificar, sino más bien qué puedo ofreceros. Y lo que es más importante, qué estáis dispuestos a darme por ello.
     Un coro de pensamientos apareció al instante, rodeando la personalidad de la mujer entre los restos ya casi extinguidos de la mente del médico de Rama de Vida. Jadama había logrado captar la atención de aquellos seres.
– ¡Esto es inaudito! –exclamó uno de los recién llegados– Esta hechicera mediocre entra en nuestros dominios de forma encubierta y además tiene la desfachatez de creerse la parte dominante en la negociación. Intolerable.
– ¿Qué encuentras tan ofensivo? –replicó otro– Yo lo considero interesante. Todos los que se atreven a comerciar con nosotros, sean individuos de la más baja calaña, reyes o incluso dioses, siempre se presentan con una actitud servil y temerosa. Aquí no son nada y nosotros lo somos todo. Es refrescante ver que en las otras dimensiones aún existen seres como ella.
– No divaguemos, por favor –dijo el ente inicial–. Lo cierto es que esta psique clonada parece dispuesta a hacernos una propuesta. Escuchemos con atención qué puede ofrecernos.
     Jadama sonrió para sí misma. Todo iba según lo previsto.
– Mi personalidad original –continuó ella–, como vosotros mismos habéis reconocido, os resulta interesante. Os encantaría nutriros de sus experiencias, ¿no es así? Os ofrezco la posibilidad de poder hacerlo directamente, sin comerciar con vivencias ya pasadas. Experimentar directamente lo que le ocurre, en primer plano y en el momento en que ocurre.
– No seas pretenciosa, hechicera –escupió el pensamiento que ya había mostrado su disconformidad antes–. El tiempo es una variable secundaria para nosotros. No nos importa cuándo viviste la experiencia, sino la misma.
– ¡Mientes! –le cortó de improviso Jadama– O mejor dicho, ¡os mentís a vosotros mismos!
     Un cúmulo de pensamientos infinitamente superior al que había a su alrededor se materializó al instante. Jamás, desde los inicios del comercio de experiencias, un ser se había atrevido a formular una acusación así. Un sentimiento que aquellos seres sólo habían conocido por experiencias compradas se generó en ellos; indignación.
– Ahora sí que ya tengo vuestra verdadera atención –continuó la mujer–. Es momento de escuchar mi propuesta y valorarla.
     La práctica totalidad de entes que habitaban la Duodécima se congregaron junto a aquella mente clonada.
– Mi proposición es bien simple. Os ofrezco un canal directo con mi mente real, de forma ininterrumpida. Nada de contactar ocasionalmente a través de la vigilia del sueño. Nada de experimentar algo ya ocurrido. Vivirlo al momento, cuando yo misma lo experimente, sin limitaciones. Desde que cerremos el trato y hasta el momento de mi muerte, si es que tal suceso llegara a producirse.
– Ya hemos hecho tratos así –dijo el primer ente–. De hecho tenemos un acuerdo similar con tu propio hermano. Él cedió todo lo que sus ojos experimentan a cambio de lo que deseaba. Y lo que ve, aunque él no pueda percibirlo, nosotros sí lo hacemos.
– Jajaja –rió Jadama–. Yo no os ofrezco un mero sucedáneo de la vida en forma de ventana visual. Os doy la oportunidad de experimentar con todos mis sentidos. Y mucho más. Algo que no creo que nadie os haya ofrecido nunca.
     Se mantuvo en silencio, hasta que se cercioró de que todos los entes estaban completamente pendientes de ella.
– Podréis, en cada momento mi vida, afectarla directamente. Estaréis dentro de mí, aconsejándome si lo deseáis, susurrándome cursos de acción. Podréis incluso pedirme que haga lo que vosotros quisierais experimentar. Seré vuestro Avatar fuera de esta dimensión.
     La propuesta de la mujer había sacudido los cimientos de la Duodécima. Y ella lo sabía. Era una jugada arriesgada. Si accedían sería a cambio de sus condiciones, sin reservas. Podría pedir cualquier cosa que estuviera en dentro de sus casi infinitas capacidades.
– Llevamos mucho tiempo confinados en nuestro mundo –dijo el primer ente, erigido al parecer como portavoz–. Lo que ofreces es algo que ansiamos. Estamos dispuestos a dar casi lo que sea por ello. Pero somos negociadores, como bien sabes. ¿Qué es lo que quieres en realidad?
– Quiero auténtico poder –respondió directamente, sin pensar–. Deseo descubrir los secretos del Destino, para arrebatarles el poder a sus amos y destruirlos. Y así lograr una venganza que siento mi sangre me pide desde siempre, si bien no conozco el motivo.
– Nosotros no podemos darte el poder que ansías –explicó el pensamiento–. Los Amos del Destino son dioses en su mundo, si bien fuera de él son vulnerables. Pero nosotros no podemos enfrentarnos a ellos directamente ni tenemos interés en hacerlo. Además, tú ya tienes el auténtico poder que buscas. Si bien aún está dormido y no hay garantías de que despierte.
     Jadama se quedó sorprendida ante aquel comentario. Ella era una hechicera poderosa. Era consciente de ello. Pero sus capacidades distaban mucho de poder rivalizar con los Amos del Destino.
– Lo que sí podemos hacer –continuó el ente– es explicarte por qué tienes ese poder y dónde puedes encontrar el modo de despertarlo. Eso será lo que tú obtendrás de nuestro trato, que además es en realidad lo que viniste a buscar.
– ¡Explícate! –exigió la mujer.
     Requerirá algo de tiempo y tu personalidad clonada no sé si soportará todo el proceso. Pero, para que lo entiendas, te diré que el poder está en la sangre que viene de tu estirpe femenina y las respuestas en una biblioteca, la que se encuentra a bordo del navío Destino.

No hay comentarios:

Publicar un comentario