viernes, 13 de mayo de 2011

VIAJE INFINITO A BORDO DEL "DESTINO" 33

CAPÍTULO 33 - Negociando
por Alex Godmir

La sensación fue inmediata al cruzar el portal. En realidad no era tal, sino la completa ausencia de sensaciones o referencias. Sabía que había abandonado el Destino, como también era consciente de que no se había movido, sencillamente porque, como él mismo explicó unas horas atrás a Shaft, no existía un dónde.
      Una vibración que no era tal le permitió comprender que el concepto que acababa de mencionar, unas horas antes, tampoco era aplicable. No existía el cuándo.
─ Tú no vienes a nuestra existencia sin saber qué vas a encontrar ─un pensamiento se le cruzó por la mente, pues no era una voz, sino una idea─. Alguien te ha prevenido… déjame ver.
      Cecil se mantuvo a la expectativa, aguardando percibir algún tipo de sensación. Nada.
─ Comprendo ─continuó el pensamiento─. Ese taimado hechicero comparte tu senda, junto a los otros dos que han entrado contigo.
─ ¿Por qué estamos aquí? ─la pregunta fue expresada en lenguaje, aunque el médico sabía bien que no existía manera alguna de formularla físicamente.
─ Belfast ya te avisó ─la respuesta llegó del mismo modo─. Y tenía razón. Ha sido muy astuto negándose a entrar aquí. No se puede decir lo mismo de ti. Los otros dos… déjame conectar con ellos… Shaft y Willibald no sabían qué les esperaba. Tú sí. ¿Qué te hace pensar que puedes ser más listo?
─ Yo no me considero más astuto ─reconoció─, simplemente tengo una necesitad y gracias al irlandés comprendí que aquí puedo hallar el modo de satisfacerla.
     El pensamiento, con el cual había estado comunicándose, cambió de repente. No se había marchado, aunque tampoco permanecía exactamente igual. Era un ente, el mismo y distinto al tiempo. Deathlone dedujo que los habitantes de la duodécima dimensión debían de desplazarse en función de novedades que ante ellos se presentaban.
─ Muy inteligente ─se expresó la nueva presencia─. Razonamiento típico de un médico de Rama de Vida. Una vez tuvimos tratos con uno de ellos. Fue interesante. Espero que tú resultes tan entretenido como él.
─ ¿Quién?
     Un rostro se formó entre los pensamientos, razonamientos e ideas. Lo reconoció al instante: Ejedan Grunter, el responsable directo de que estuviera en el Destino, de su marcha de Rama de Vida.
─ Sí ─continuó la presencia recién llegada─. Contactó con nosotros de forma inesperada, a través de la dimensión del sueño. Y gracias a él supimos de ti. En realidad ya conocíamos tu existencia, si bien hasta que el Destino te reclamó no se tuvo la certeza.
─ ¿De qué?
─ Demasiadas preguntas y ningún pago ─le cortó el pensamiento─. Ya sabes cómo funciona esto. Belfast te lo dijo. Si quieres algo, debes entregarnos otra cosa a cambio. Valora detenidamente cuál es tu petición y nosotros decidiremos la contraprestación adecuada.
─ Me tenéis a vuestra disposición ─expresó la idea─, como me advirtió el irlandés. ¿Por qué vais a respetar un intercambio cuando todo lo que puedo ofreceros me lo podéis arrancar?
     Un coro de pensamientos se materializó de inmediato. Quizás habían estado en todo momento escuchando, si bien hasta ese preciso instante no habían prestado verdadera atención a Deathlone.
─ Este humano es interesante ─expresó uno de ellos─. Los otros dos que vinieron con él son entretenidos, aunque resultan relativamente previsibles. Creo que, después de todo, nuestro trato ha sido justo. Con estos tres y los sacrificios ya entregados de los dos del barco estamos satisfechos.
     Cecil se preguntó para sus adentros qué sacrificios serían y quién los habría realizado.
─ Deathlone ─un tercer pensamiento reclamó la atención─, en nuestra dimensión todas las otras son maleables. Eso es cierto. Pero tenemos normas y, aunque el hechicero que te habló de nosotros no lo crea, las respetamos. El intercambio se realiza, la única diferencia radica en que tenemos a nuestra disposición todo tu ser, no sólo lo que tú estés dispuesto a darnos.
─ ¿Y bien? ─Cecil formuló con fuerza su siguiente pregunta─ ¿Mis peticiones son razonables?
     El coro de pensamientos y presencias se difuminó por unos instantes, dejándole en una soledad que no era tal. Durante ese periodo, que resultaba imposible de cuantificar, intentó concentrarse en la realidad en la que se encontraba. Creyó percibir de forma casi fugaz a Shaft y Willibald, más concretamente sus pensamientos. Una imagen de una chica negra en un hospital con el policía a su lado, esa vivencia fusionada con el señor de Suth Seaxa mostrándose compasivo ante un extraño ser, mitad mujer mitad pez.
─ Tu camino será distinto al de los otros dos ─se expresó un pensamiento, el primero que había contactado con él─, como estaba escrito. La senda que seguirás te mostrará, de hecho la vivirás, como tú mismo has pedido, toda la vida de tu hermana hasta el momento en el que vuestros caminos se cruzarán de nuevo. Sí, podríamos mostrarte el desenlace del encuentro. Si bien ese será el pago por ello.
─ ¿Y lo demás?
─ No podemos ayudarte respecto a lo que deseas saber sobre el Destino o tu papel allí ─continuó─. Respetamos los tratos anteriores y uno de ellos nos obliga a jamás revelar eso a ninguno de los pasajeros de la embarcación.
─ Existe otra petición, a la que aún no habéis dado respuesta.
─ Así es. Lo que ansías es sin duda la petición más extraña que, desde que iniciamos el comercio de experiencias, nadie ha solicitado. Podemos acceder a ella, si bien resulta imposible que puedas realmente disfrutarla. En nuestra dimensión, si fueras uno de nosotros, resultaría algo factible. En las dimensiones en las que tú existes resulta impracticable.
─ No creo que lo sea ─se resistió─. Tiene que existir algún modo.
     Los pensamientos volvieron a reunirse para valorar aquella petición una vez más. Cecil sabía que resultaba, como ellos habían reconocido, algo inaudito. Aunque si accedían a ello podría descubrir todo lo que aquellos seres se negaban a revelarle. Y seguramente eran conscientes de su estratagema. Si realmente acataban las normas del intercambio, se verían obligados a aceptar.
─ Muy bien ─todos los pensamientos se expresaron al unísono─. Como has pedido tendrás derecho a obtener la información, recuerdos y vivencias que nosotros hemos recopilado desde que iniciamos estos intercambios, al completo y sin restricciones. Si bien tan sólo podrás acceder a ellos en la vigilia del sueño en tu mundo. Y eso significa que no podemos garantizar que la información la recuerdes al despertar, o sea exacta e inteligible.
─ De eso me encargaré yo ─pensó Cecil─. ¿Cuál es el pago a cambio?
─ Ya que gracias a eso verás y experimentarás cosas que nadie en todo tu plano de existencia podría ni imaginar, se requiere un intercambio justo. A partir de que aceptes, tus ojos y todo lo que pudieran llegar a ver te será vedado. Tu sentido de la vista seguirá existiendo como tal, así como tus ojos, si bien tú jamás volverás a saber lo que es realmente ver. Si alguna vez, por el motivo que sea, mágico, médico o mecánico, recuperas ese sentido, el trato será cancelado.
     Deathlone valoró brevemente la propuesta. Durante tanto tiempo, desde que el virus entró en su organismo, se había preocupado por combatirlo, lograr un modo de erradicarlo o revertirlo. Aquello ahora pasaba a ser una mera tontería.
─ Acepto.       

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